domingo, 19 de septiembre de 2010

Urban Art: KoitoInter


No es fácil definir cuáles de las diferentes expresiones del urban-art merecen un hueco entre las categorías genéricas del arte. Sería una discusión inacabable, como aquélla en la que los obispos le concedían o no alma a la mujer... O como hablar del sexo de los ángeles... Lo que se ha venido conociendo como discusiones bizantinas...
Y claro que hablar de arte es algo que puede resultar prolijo, extenso... divertido, nunca bizantino.

En esta ocasión quiero viajar a Chile, desde donde mi amigo Sebas se trajo sus diseños directos serigrafiados en sus camisetas, como las que podéis ver en la siguiente entrada.
No hemos podido hacer una exposición en la Tetería en esta ocasión, por diferentes motivos. Pero espero que en su vuelta al hemisferio norte podamos mostrar sus nuevas creaciones. Que seguro impactarán como lo han hecho las que he podido ver esta temporada.

El segundo verano del 201o seguro que iluminará sus
creaciones!!
Podemos seguir informados en su web www.koitointer.com

Camisetas urbanas








viernes, 18 de junio de 2010

Superarte

Se despertó tarde, soñando que estaba otra vez en el alpende, con la lluvia cayéndole encima con un estruendo de catarata, y que la mujer desconocida, en pose de una actriz de cine de su colección, sentada en el pretil de la ventana y con la manta del director doblada en el regazo, esperaba que él acabase de subir, al mismo tiempo que le decía, Hubiera sido mejor que llamaras a la puerta principal, a lo que él, jadeando, respondía, No sabía que estabas aquí, y ella, Estoy siempre, nunca salgo, después parecía que iba a asomarse para ayudarlo a subir, pero de repente desapareció, el alpende desapareció con ella, sólo se quedó la lluvia, cayendo, cayendo sin parar sobre la silla del jefe de la Conservaduría General, donde don José se vio a sí mismo sentado. Le dolía un poco la cabeza pero no parecía que el enfriamiento se hubiese agravado. Por entre los paños de las cortinas se colaba una lámina finísima de luz grisácea, eso significaba que, al contrario de lo que creyera, no estaban completamente corridas. Nadie debe de haberse dado cuenta, pensó, y tenía razón, deslumbrante hasta más no poder es la luz de las estrellas, y no sólo la mayor parte se pierde en el espacio, sino que una simple neblina basta para tapar a nuestros ojos la luz que sobró. Un vecino del otro lado de la calle, aunque hubiese mirado por la ventana para ver cómo estaba el tiempo, pensaría que era un destello de la propia lluvia aquel hilo luminoso que ondulaba entre las gotas que se deslizaban por la cristalera.


José Saramago, Todos los nombres.
Fotografía, obra de Julio Mª Castilla Arocha.


(Hoy ha fallecido el escritor, y he decidido cambiar la entrada que tenía prevista)

jueves, 17 de junio de 2010

sábado, 17 de abril de 2010

Paco Galeote 'Intimidades Intimidadas'

'Después de una noche de sueños, la joven mujer se levantó de buen humor, casi ganada por la Bretaña, y se fue a la playa.
No le importó que el mar estuviese tan bajo. Caminó con los pies descalzos por la arena mojada. Se agachó para recoger musgo verde y con los dedos hizo restallar algas frescas.
No sabía que se podían tener relaciones así con el mar. Correr detrás de él. Antes corría tras la gente. Ahora tendría que dedicar sus esfuerzos a la naturaleza, a la escritura, las palabras, si lo lograba. Debería afrontar el viento, vestirse para bañarse. Toda una nueva moral, nuevos ritos. Estaba dispuesta a todo.
La joven mujer caminaba por una especie de desierto ventoso. Colores de Gauguin sin naranja, sin amarillo. Se había puesto una chaqueta color arena como para confundirse con el paisaje. De pronto tuvo ganas de sentarse. Encontró una roca, se quitó la chaqueta, buscó una piedra para que no se la llevara el viento. Las gaviotas caminaban como patos sobre la arena. Le costó encontrar la piedra.
-Ha elegido usted bien el momento de venir. Es la época de las grandes mareas.
Reconoció inmediatamente la voz. Apareciendo en el desierto como un diablo salido de su caja, el señor mayor se le acercaba. Llevaba un cazamariposas, un cubo. Su perro le seguía encantado de la vida.
-Voy a coger berberechos. ¿Le apetecería?
-No, gracias. Me quedaré aquí.
-Tenga cuidado. El mar sube más deprisa de lo que se piensa. Podría sorprenderla.

Monique Lange, 'Las casetas de baño'

Diseño del cartel: Paco Galeote.

'Intimidades Intimidadas', obra expuesta








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